AURELIO AMÉN, UN MÚSICO EN LA CÓRDOBA DE LOS 70
Aurelio Amén es parte viva de la historia de la música en Córdoba. Guitarrista de bandas como De Pie en la Vida, Concentración o Flor y Nata, ha sido uno de los multinstrumentista más prolíficos y solicitados de su generación, y ahora publica su primer libro, «Un músico en la Córdoba de los 70», editado por Utopía Libros y prologado por uno de los grandes protagonistas del periodismo musical de la época como es Aflredo Asensi.
El relato que recogen sus 240 páginas podría ser la historia de cualquiera de aquellos «insensatos» que decidieron consagrar su vida a la música profesional en los años setenta en nuestra ciudad: músicos de los entonces llamados conjuntos que subsistían encadenando bailes, verbenas y ferias, viajando de pueblo en pueblo por carreteras mal asfaltadas con la amenaza de la Guardia Civil aguardando tras cada curva.
Y es que «Un músico en la Córdoba de los 70» no es un libro de memorias al uso. Es un retrato fielmente narrado y fotografiado de un mundo de gentes del «mal vivir» que amenizaba los bailes de una España gris. Pero también rinde homenaje a sus compañeros de ensayo y escenario —José Santiago «Beethoven», Randy López, Manuel Martínez Pradas «Mazorca» o Miguel Galán— y a quienes, como Manolo Posadillo, Rafael Ríos o «el Sifa», ya no están entre nosotros.
«En un principio, como en mi casa no había recursos, la primera guitarra que tuvimos fue su laúd de doce cuerdas "tuneado": le quitó seis y lo afinó como guitarra. Poco después entró en casa una guitarra flamenca con clavijero de palo que trajo mi hermano Antonio. La compró en Juan Montero por 70 pesetas. Mi padre, conocedor del oficio de ebanista, la acondicionó.»
Aurelio Amén, vuelca en estas páginas un eterno e incondicional amor por la música y por la vida, una crónica sin rodeos ni tapujos de cuanto ha vivido, como aquella primera gran actuación con la histórica banda que llevaba por nombre la empresa que la patrocinaba, Unión Suemad, y en la que reconoce que vestía «pantalón de canutillo azul muy ceñido, camisa rosa transparente y floreada, un pañuelo alrededor del cuello con un nudo de corbata y el flequillo al estilo Beatles».
«Éramos jóvenes y empezábamos en esto de la música. Y además lejos de casa. Así que cada noche, al acabar nuestra actuación en el hotel Don Pepe, evidentemente salíamos a disfrutar del ambiente. Era curioso ver cómo no dejaban de pasar niñatos en moto sin camiseta con los que las autoridades hacían la vista gorda. Su consigna era dar algo de manga ancha al turismo y, en el caso de Marbella, ese turismo era en su mayoría personas maduras y pudientes que por la noche salían a la caza del tan en boga macho ibérico».
Gracias al apoyo que recibió de sus padres, Aurelio Amén pudo dedicarse desde muy joven en cuerpo y alma a la música profesional y acabó por desarrollar una amplia trayectoria en conjuntos como Los Yunix, Concentración o Flor y Nata. Pero, sin duda, la banda en la que llegaría a desarrollar todo su talento sería la histórica De Pie en la Vida (1971-1981), germen además de Medina Azahara y en la que compartiría escenario con algunos de los más grandes músicos que ha dado nuestra tierra, como Victoriano Gómez, José Luis de los Ríos, Manuel Martínez Pradas o Enrique Bueno.
«La vida de un músico está plagada de grandes momentos, pero marcada por una juventud perdida. Hemos visto pasar por delante de nosotros el ferrocarril de la vida: relaciones que no hemos podido cultivar, perdernos el nacimiento de tus hijos, fiestas de cumpleaños, y veranos, navidades y fines de año lejos de la familia.»
Este libro ha sido coordinado por el editor Daniel Valdivieso Ramos y contado también con la colaboración de compañeros de escenario y amigos —como José Santiago «Beethoven», Alberto Morales, Rafael Ángel Tubino o Juan Caballero— que han aportado testimonios y material gráfico para hacer de este un auténtico recorrido visual y emocional por un mundillo en el que, en palabras del propio autor. «no teníamos ni un duro y el importe de las comidas y el hospedaje teníamos que dejarlo para cuando hubiéramos cobrado, por lo que no podíamos salirnos del parchís y no eran pocas las veces que tocábamos con hambre.»
JOSÉ LUIS CUEVAS
Maquetador y Montaje